domingo, 12 de mayo de 2013

Las mujeres sin sombra


Acabo de leer un artículo en internet, se llama “No te enamores de una chica que escriba”, olvidaron poner “mal” al final “una chica que escriba mal” o que escriba con los sobacos, pero en todo caso no conozco muchas chicas que escriban quien sabe, dice que esas chicas te llenaran de felicidad, no lo sé, dice que harán que las historias aburridas parezcan magnificentes no lo sé y que te avergonzarán con su imprudencia. Es básicamente una de las cosas más absurdas que haya leído en días, cinco minutos de mi vida que ya no regresaran, tiempo que ha pasado, cosas que se han ido. Pienso que aquello es por supuesto ¡mentira!, ¿quién iba a querer salir con una muchacha que escribe?, Herta Müller despierta cada mañana y piensa en su guerra, los sapos de los estanques revuelcan su pobre estomago de nobel  y sus libros aparecen por montones (o tal vez no), sobre cientos de mesas y bibliotecas, y ella es una mujer que escribe, y sus mañanas solitarias dan fe de ello, y su ex esposo Mr. Wagner sabrá decir el tipo de pesadillas que su pobre mente sostenía todas las noches imaginando a su mujer sentada en su escritorio escribiendo un cuento magnifico, escribiendo sobre la rana de tierra, él mismo viendo a su rana de tierra peinándose, no quiero pensar que la aflicción matará cualquier indicio del amor, pero sé que una mujer que escribe y lo hace bien, acaba probablemente sola, escribiendo Un Ensayo Narrativo en 29 Tangos. Salir con una mujer que escribe implicaría que una infidelidad aunque fuera falsa apareciera en un poema sin igual, hiciera famosa a tu mujer,  que tu condescendencia forzada y tu soberanía innata la maten y ella como confirmación única de su testamento parafernalico te hiciera una novela magnifica de la que no podrás zafarte jamás. No sé si las notas que Sor Juana dejaría en algunas servilletas les parecieran graciosas y ocurrentes a las otras monjas, o a sus amantes imaginarios con quienes luchaba bruscamente, mientras la gracia removía las uñas de sus pies, no sé si ahora una muchacha que escriba mantendría la fe de un hombre que la siguiera.



Las mujeres buenas ganarán el cielo, las mujeres dulces ganarán el cielo, las mujeres blandas ganarán el cielo y la mayoría de las mujeres duras también, algunas escritoras ganarán el cielo e incluso en un acto de valentía y soberbia todas las estudiantes de arquitectura ganarán el cielo,  y ¿qué tiene que ver todo esto conmigo? al final de cuentas nada, he conocido mujeres magnificas que llenarían de alegría cualquier vida, lindas mujeres que se levantan por las mañanas y cocinan, es claro que no solo las mujeres que escriben  son encantadoras, no, Silvina Ocampo levanta los brazos y se rinde, Bioy Casares no llega a su casa, le importa un carajo que Silvina sea escritora, necesita una Marina Abramovic que teja sacos de lana para el invierno, nadie lo sabe. Las mujeres que escriben lo saben, pero es difícil abandonar los libros, es difícil dejar de ir a las bibliotecas, es difícil no mirar, es difícil no salir, es difícil no morir, es difícil. Y ellas saben que el amor no radica en ningún oficio y que hay una infinitud de miradas que se hacen aunque nadie vaya a verlas nunca, jamás. La afinidad no depende en absoluto del oficio, las camareras de ojos azules también mueren solas, las estudiantes de derecho también son traicionadas, las muchachas que no leen sino el menú del restaurante también piensan que debe haber otra cosa, aunque su imaginación fuera incapaz de saber lo que es, la importancia que tiene.

El último párrafo de ese artículo decía que si una chica que escribía retaba tu mente y eso te parecía demasiado había que huir de ella,  en ese momento  me di cuenta que no se trato nunca de las chicas que escribían, al final de cuentas no se trataba de las chicas que son dulces, después de todo y la mala redacción y las frases que contrariaban un párrafo con el otro note que el articulo no se trataba de los poemas y la manía de escribir, ni siquiera tenía que ver con las mujeres, con ninguna de ellas. Después de todo el articulo se trataba apenas de los hombres que las perseguían. 


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